Y dime, ¿cómo es llevar una doble vida
en la que tu única arma es la mentira?
Las pesadillas han pasado a ser tu nueva conciencia,
incapaces de detener tu malevolencia.
Te liberas de toda carga,
tomándolo por hecho,
dejando a los demás con despecho.
Los días se nublan para tus más allegados
cerniéndose sobre ellos la sombra
de tu despiadado pasado.
¡Qué dolor han de sentir en el pecho,
para que su torturador ceda la tortura!
Mentira tras mentira crece tu ira;
considerándose únicamente como legítima
tu irreemplazable verdad.
Como arácnido de ocho patas tejes cada día
tu propia red de falacias,
la cual no podrá amortiguar
la caída de la
confianza
que ellos te depositaban.
A más ver,
Samantha Wind